EL CODIGO Y LA FE


El Antiguo Testamento existe como tal al menos desde hace mil años. Desde entonces, cosa que ningún erudito pondría en duda, no ha cambiado ni una sola coma. Existe una versión completa que data del año 1008 (el códice de Leningrado) y todas las Biblias en hebreo que se publican la reproducen letra por letra. Así pues, el texto utilizado por el programa de ordenador -aquel en el que yo encontré la fecha exacta (16 de julio de 1994) de la colisión del cometa con Júpiter-ha permanecido intacto durante, como mínimo, mil años. Lo cual invalida la posibilidad de un fraude, ya que el falsificador habría tenido igualmente que conocer el futuro.
Ningún falsificador había codificado la colisión de Júpiter; ni en tiempos bíblicos ni en la Edad Media ni en la primavera de 1994, es decir, dos meses antes de que ocurriera. Una vez más, la certeza me acompañaba. Fui a ver a Rips a la Universidad de Columbia. Estaba allí como profesor visitante y ocupaba el mismo despacho del edificio de matemáticas que en otra época perteneciera a Lipman Bers, el presidente de la American Mathematical Society que veintiséis años atrás organizó la campaña mundial para liberar a Rips de las prisiones soviéticas.
En 1968, Rips era uno de tantos jóvenes recién graduados de la URSS. La indignación ante la invasión de Checoslovaquia lo llevó a manifestarse en contra; el régimen lo detuvo y lo encerró. Dos años después, gracias a la solidaria intercesión de sus colegas occidentales, Rips era liberado y autorizado a emigrar a Israel. Actualmente ejerce de profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén, pero también ha impartido clases en las universidades de Chicago y Berkeley, y goza de prestigio mundial entre los matemáticos.
En su despacho de Columbia, Rips estudió la hoja impresa con mi descubrimiento de la colisión en Júpiter. «Esto es apasionante», exclamó. Como yo, a veces Rips no podía evitar que la precisión del código lo siguiera sobresaltando.
Los atrónomos sabían que el planeta chocaría con Júpiter pues podían seguir su trayectoria, y sabían cuándo ocurriría el impacto pues podían medir su velocidad. Pero, quienquiera que fuese el codificador de la Biblia, lo cierto es que disponía de esa misma información cuando obtenerla era aún imposible, miles de años antes de que Shoemaker y Levy hubieran descubierto siquiera el cometa. ¿Cómo podía la Biblia contener la fecha exacta de la colisión?
He ahí, desde luego, la gran pregunta: ¿se puede conocer el futuro?
Rips y yo fuimos a ver a David Kazhdan, uno de los principales matemáticos de Harvard. Kazhdan confesó que creía en la realidad del código de la Biblia pero que se veía incapaz de explicar cómo funcionaba.
-Todo parece indicar –dijo-que hace tres mil años la Biblia fue codificada con información sobre acontecimientos futuros. He estudiado los resultados. Son científi­camente inobjetables. Creo que el código existe.
-Pero ¿cómo funciona? -le pregunté.
-Lo ignoro -respondió Kazhdan-. Pero no olvidemos que el hombre aceptó la existencia de la electricidad cien años antes de poder explicar cómo funcionaba.
Les pregunté a ambos cómo era posible que alguien, hombre o Dios, pudiera ver lo que aún no había ocurrido. Hasta entonces, yo creía que el futuro no existía mientras no hubiera ocurrido.
-El mundo -fue la respuesta teológica de Rips- fue creado. Su Creador no está limitado por el tiempo o el espacio. Para nosotros, el futuro no existe. Pero el Creador vio de un solo golpe todo el universo, del principio al fin.
-La ciencia -fue la respuesta newtoniana de Kazhdan-acepta que si conocemos la posición de cada molécula y cada átomo, podemos prever su desarrollo. En un mundo mecánico, basta conocer la situación y velocidad de un objeto (ya sea una bala o un cohete rumbo a Marte) para saber con precisión adónde y cuándo llegará. Como ve, no es tan complicado anticipar el futuro.
Sin embargo –continuó-, si usted me pregunta si me sorprende que el futuro esté codificado en la Biblia, desde luego he de decirle que sí.
I. Piatetski-Shapiro, destacado matemático de Yale, también confirma el código, pero no puede dejar de asombrarse ante su capacidad para predecir hechos que ocurrieron mucho después de que la Biblia fuera escrita.
«Creo que si, que el código existe -dice Piatetski-Shapiro-. Conozco los resultados y admito que son sorprendentes. Predicciones del futuro, de Hitler, del Holocausto...»
Doron Witztum, el colaborador israelí de Rips, se ocupó de realizar en el código bíblico una búsqueda exhaustiva del término «holocausto», que dio por resultado la aparición de numerosos y estremecedores detalles.
«Hitler» y «nazi» se encontraban junto a «matanza». «En Alemania» se cruzaba con «nazis» y «Berlin». Y el hombre que dirigió los campos de concentración, «Eichmann», aparecía junto a «los hornos» y «exterminio».
«En Auschwitz» aparecía codificado allí donde el texto original de la Biblia dice: «un fin a toda la carne». Incluso los detalles más técnicos de la «solución final» tenían cabida en el código. El gas empleado para matar a los judios, el «Zyklon B», flanqueaba el nombre de «Eichmann». Piatetski-Shapiro, que había tenido acceso a estos hallazgos, estaba impresionado.
-Mi instinto matemático -señaló- me dice que aquí hay algo verdadero.
No obstante, el profesor de Yale no encontraba una explicación cabal a este fenómeno.
-No hay, dentro del sistema de leyes matemáticas que conocemos, nada que explique la predicción del futuro. La física newtoniana -objetó Piatetski-Shapiro-es demasiado simple para explicar un conjunto de predicciones tan complejo y detallado. Tampoco la física cuántica nos saca de apuros. Yo creo que estamos ante una inteligencia que trasciende nuestro alcance.
El matemático hizo una breve pausa y luego continuó:
-Sólo veo una respuesta. Dios existe.
-¿Podremos explicarlo algún día en términos puramente científicos? -pregunté.
-Lo dudo -repuso él-. Quizá en parte, pero algo siempre permanecerá oculto. Es posible, en teoría, creer en el código de la Biblia sin creer en Dios. Pero aquel que acepta la existencia de Dios ya no necesita preguntarse quién puede ver el futuro.
(Fragmento de El Código Secreto de la Biblia)

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