PORQUE JESUS NACIO EL 19 DE MARZO
En el año 1604 el astrónomo alemán Johannes Kepler haciendo cálculos matemáticos trato de analizar las posibles conjunciones planetarias en la época de la natividad, llegando a la conclusión que justamente en el año 7 a.C. se llevó a cabo uno de las alineaciones más importantes de las que se tenga memoria. En el signo de Piscis se alineo el Sol, Venus, Luna, Júpiter y Saturno. Tal acontecimiento tuvo en jaque a muchos estudiosos de las estrellas de ese tiempo. Es el caso de los textos babilonios -escritos en unas tablas de arcilla- encontrados en Sippar, Irak en los que se hace referencia a que los babilonios le pusieron mucha atención a esta conjunción planetaria.
Luego investigadores como Stauffe y David Hugues apoyaban estas informaciones dándole aún más relevancia con la posibilidad de que se tratase de la referencia que confirmara la existencia de la polémica estrella de Belén.
Entonces podemos adelantar que Jesús sería un pisciano puro nacido bajo un evento cósmico histórico, acorde a la llegada de un Rey de Reyes...
El “Stellium” se habría desarrollado en el mes de marzo del año 7 a.C. , puntualmente se cree que podría haber coincido con la fecha más cercana al 19 de Marzo.
Es mucho más lógico que un nacimiento en Diciembre puesto que serían los comienzos del equinoccio de primavera, fechas en que los pastores podían sacar sus rebaños a pastar, contradictoriamente a las ideas de un Jesús nacido en pleno invierno, época en que las temperaturas están por debajo de lo permitido por cuerpo alguno.
¿Podría esta grandiosa conjunción haber sido la famosa estrella de Belén?.
Hacia el año 312 d.C. Constantino el Grande se proclamaba emperador de Roma, luego de vencer en la batalla del puente Milvio. Ese mismo año promulga el edicto de Milán, en el que se le entregaba a la Iglesia tolerancia religiosa y garantías de sus propiedades. Sin duda que esta era una maniobra política que acrecentaba la influencia de Constantino además de percibir el apoyo de un organismo que día a día tomaba más fuerza. Su idea era servirse del cristianismo a modo de argamasa social, para superar la división de los pueblos del Imperio.
La dirección de Constantino fue un torbellino de alianzas que llenaban al pueblo haciendo de este la base de ideas, que se regían en intereses politizados, los que ni siquiera podemos imaginarnos. Fue así que para el año 325 d.C. se convoca al primer concilio eclesiástico, el que se desarrollaría en Nicea. Para ese entonces Constantino se había convertido al cristianismo, puesto que su religión se basaba en la adoración al dios del Sol, a Mitra, lo curioso es que solo fue bautizado hasta el 331 cuando yacía en su lecho, y las energías no eran las mismas como para negarse... Pero las acciones de este emperador nos dan a pensar que su conversión fue solo una máscara para lograr el apoyo de los religiosos. En el año 321 decidió que los días domingos se cerraran los tribunales de justicia puesto que era el venerable día del sol. Fue así que los sábados que se consideraban como de descanso, incluso adoptados por los cristianos pasó a ser los domingos. En el concilio del año 325 se decidió darle la imagen deifica al Jesús judío, además de complementar sus creencias con las que ya existía. De este modo se empezó a erigir una iglesia cristiana, su base, sus reglas, pero a la vez que se montaban estatuas de la diosa Cibeles y del Sol Invictus.
Para la fecha del 25 de diciembre se celebraba la entrada al solsticio de Invierno, además del triunfo de la luz por sobre la oscuridad, es decir la proclamación de Mitra como el dios máximo. Pero también el nacimiento de dioses como Horus (Egipto), Dionisio (Grecia), Baco (Roma), Mitra (India), o Buda (Oriente).
Entonces la mejor forma de no perder tan importante fecha era adaptarla al nacimiento de otro gran personaje, el que estaba ganando terreno en términos de influencia en los pueblos de esa época. Recordemos que los 25 de diciembre se repartían regalos a los niños haciendo de esa fiesta pagana un evento muy esperado. Fue así que el papa Julio I luego de tener 136 fechas distintas para la consagración del nacimiento de Jesús, decide -sin duda que presionado- elegir el 25 de diciembre como fecha concreta -se celebraba el 06 de enero-. Esto daba pie a que cada persona del imperio romano celebrara sin problemas de ser molestado su propio culto.
Por eso es que cada 25 de diciembre a la media noche miramos al cielo intentando percibir el instante en que el hijo de Dios nace al mundo, aunque lo podríamos hacer todos los 19 de marzo...
Ahora, ya pasando al tercer milenio somos capaces de entender sin gran sorpresa que mucha de la información que conocemos no es la correcta, pero así y todo hemos comprendido que nuestra intención y proyección es la que realmente vale. Y si decidimos celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, es por que aún creemos profundamente de que Dios realizó una alianza con nosotros, la que sin duda perdurará hasta el día en que ese ser maravilloso decida volver.
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