
Entre 1.816 y 1.818, el capitán Giovanni Battista Caviglia se ocupó de desenterrar La Esfinge de Gizeh y los templos que la rodean. Con sus 57 metros de longitud y casi 20 metros de altura, construídos en un sólo bloque de roca natural, ha permanecido gran parte de su historia enterrada por las arenas del desierto. Así la vieron los ejércitos napoleónicos a finales del siglo XVIII y en el 1.400 a.d.C. el Faraón Tutmosis IV.
Cuenta la leyenda que, siendo Tutmosis aún príncipe, se tumbó a la sombra de la cabeza de La Esfinge y se durmió. De repente La Esfinge abrió su boca y le habló, diciéndole que era el dios Harachte-Chepere-Ra-Atón y que, a cambio de desenterrarla, le prometía entregarle la corona de Egipto y hacerle poseedor de riquezas inimaginables.
Sin embargo, personajes de la talla de Herodoto, que visitaron Gizeh y nos dejaron testimonio de la grandeza de sus pirámides, no hicieron referencia alguna a la presencia de ninguna esfinge.
Pero, ¿en qué epoca fue erigido tan maravilloso monumento?
La existencia de una estela mandada erigir por el Faraón Keops y descubierta por Auguste Mariette, en la que se relata que tanto la Gran Pirámide como La Esfinge ya existían mucho antes de la aparición de los gobernantes de la IV Dinastía, ha supuesto un claro obstáculo para la ortodoxia.
Esta estela conocida con el nombre de la Estela Inventario jamás fue tomada en serio por los egiptólogos ya que suponía tener que admitir que todos sus conocimientos y medallas académicas mantenidas durante un siglo, se convertían en agua de borrajas, viéndose obligados a reescribir toda la historia egipcia, desde el principio.
Sin embargo, nunca han faltado "alucinados" que molesten a los "grandes maestros de la egiptología". Y es que con ese término, con el de "alucinados y aficionados", se refirió el prestigioso arqueólogo y Jefe de Excavaciones de Gizeh, el señor Zahi Hawass, cuando a comienzos de los años noventa distintos investigadores, con el norteamericano John Anthony West a la cabeza, cuestionaron la datación de La Esfinge basándose en las huellas de erosión que se pueden apreciar sobre el cuerpo del monumento y que restaban su construcción como mínimo en 13.000 años.
Una vez más y al igual que sucedía con las cronologías recogidas por distintos autores como Manetón, La Esfinge también señalaba que la historia de Egipto se remontaba mucho tiempo atrás a la que se nos quiere hacer creer.
West, en colaboración con el geofísico Thomas Dobecki y el geólogo Robert Schoch de la Universidad de Boston, llevó a cabo un análisis minucioso de la roca caliza de La Esfinge en el que se concluía que dicha erosión era producto de la lluvia.
¿LLuvia en Egipto?, ¿cuándo?. Este era el punto crucial, pues esa misma lluvia existió antes del cambio climático que asoló al desierto del Sahara al finalizar la última Era Glacial.
¿Cuál fue entonces la reacción de la egiptología oficial? Muy sencillo: presionaron al gobierno egipcio para que prohibiese la realización de pruebas geológicas cerca de La Esfinge y trataron de desprestigiar este tipo de estudios.
Sin embargo continuaron apareciendo, incluso a través de medios tan prestigiosos como el "New York Times", nuevos datos donde se cuestionaba, a través de un informe forense, otro de los axiomas de la egiptología clásica, que mantenía que la cara de La Esfinge era la del Faraón Kefrén. Los resultados demostraban que en poco o en nada se parecían.
Del mismo modo también conmocionó a la opinión pública otro informe de Schoch y Dobecki en el que se denunciaba la presencia en el subsuelo de La Esfinge de numerosas cámaras y galerías secretas.
El descontento y la rabia de los arqueólogos oficialistas terminaron por hacer ceder al gobierno egipcio que, a partir del año 1.993, prohibió todo tipo de investigaciones a extranjeros que no contasen con la aprobación y el beneplácito del señor Hawass y de sus colegas.
Son muchos los textos antiguos y las leyendas que apoyan que el rostro del monumento representa a un dios, como así cuenta en la estela que mandó erigir el propio Tutmosis IV entre las garras de La Esfinge. Tal vez un dios de los que dominó Egipto en el "Zep-Tepi" o Tiempo Primero, como lo denominan los antiguos textos egipcios y que, procedentes de las estrellas, gobernaron durante miles de años a las orillas del Nilo.
La posible respuesta, como tantas otras, permanece perdida y puede que oculta por la intransigencia de los que siempre se creen en poder de la verdad absoluta
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