¿COMO SOY CONCIENTE DE MI SER?


Requerimos de cierta cantidad de tiempo para SER. Silencio significa no hablar, no ver TV o radio, experimentar esa pausa que es cuando se calma nuestro diálogo interno, cuando hay quietud.
En la Biblia se dice, “Calla y sabrás que soy Dios”, Franz Kafka (poeta y filósofo) nos dice: “No hay necesidad de salir de la habitación. Basta con sentarse a la silla y escuchar. Ni siquiera es necesario escuchar, sólo esperar, ni siquiera hay que esperar, sólo aprender a estar en silencio, quieto”. Y el mundo se te ofrecerá libremente para ser descubierto, él no tiene otra alternativa, caerá en tus pies. Al estar en silencio nuestra naturaleza espiritual fluye, se vuelve realidad, se manifiesta.
Hay que darnos tiempo, todos los días para estar en silencio, dejar de hacer por unos minutos para solamente Ser.
Se trata de entrar en contacto con la propia realidad interior, nos lleva a una zona de silencio, más allá del pensamiento, experimentamos la quietud, el vacío, la contemplación, el gozo, la expansión de conciencia, la dicha.
La meditación tiene diferentes métodos y técnicas, cualquiera puede ser utilizada de acuerdo a cada necesidad o forma. La meditación con técnicas de respiración, sonidos, imágenes visuales, meditación trascendental, Zen, Yoga, catártica.
Construir una relación duradera con el silencio es como construir una casa de luz hacia la cual irán como el verdadero hogar.
A través de la Meditación nos conectamos con nuestro yo, con nuestro verdadero ser obteniendo paz, bienestar, armonía, intuición, sabiduría, conexión con energías superiores, nos alimentamos de la fuerza espiritual y estamos en nuestra propia esencia.
Practicar el hábito de no juzgar ya que continuamente estamos evaluando las cosas para clasificarlas como correctas o incorrectas, buenas o malas, es allí cuando creamos mucha turbulencia en nuestro diálogo interno. Esta turbulencia frena la energía que fluye del Yo Soy, comprimimos el espacio entre un pensamiento y otro, y este espacio es el estado de conciencia, es quietud. Es necesario crear silencio en la mente. Nos diremos diariamente, hoy no juzgaré nada de lo que suceda.
Para fluir nuestra propia naturaleza, sentir la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas de la vida y experimentar un sentimiento de unidad con todas las cosas, es estar en contacto con nuestra esencia. Estar en comunión con la naturaleza y ser testigo silencioso de la inteligencia que reside en cada cosa viviente. Sentarse a observar puesta de sol, escuchar el ruido del mar, oler el aroma de una flor, etc.
En el éxtasis del propio silencio y estando en comunión con la naturaleza disfrutar el palpitar milenario de la vida y la creatividad infinita.
En nuestra verdadera esencia reside el amor, por eso se dice que Dios es Amor, Yo soy Amor; esa es la conciencia que hay que despertar, y todo chispazo de ese amor será reflejo, expresión de nuestra esencia. Esa actitud de amor desde el fondo de nuestro corazón, con un sentimiento profundo es hacia la vida, hacia nosotros mismos, hacia los demás y hacia nuestro universo. Viviendo el día a día con esa actitud, llenándonos de esa energía de amor, estará fluyendo nuestro verdadero ser.
El espíritu se presenta a cada uno de nosotros en nuestra vida, a veces indirectamente, con coincidencias o hechos fuera de lo normal que muchos los llaman milagrosos; u otras veces de manera más directa a través de la intuición, la inspiración, la iluminación o los sueños.
Requerimos estar atentos en el día a día a esa apertura del espíritu, cuando se manifiesta en nuestra realidad y en nuestras circunstancias, cuando no encajen en las leyes de causa y efecto en el modelo dualista de separación.
Es necesario ser testigos y observadores de nuestra propia vida y expresión.
¿QUIÉN SOY YO?
Conciencia Pura, Espíritu Puro, Incondicionado que temporalmente se identifica con este limitado cuerpo, en este limitado lapso de espacio y tiempo.
¿POR QUÉ ESTOY AQUÍ?
Para conocerme como espíritu incondicional, multidimensional.
¿CÓMO CAMBIO?
Decidiendo no caer en los viejos condicionamientos, creencias, egos.
Rechazar la ilusión para que aparezca la realidad, ya que siempre la realidad es más poderosa que la ilusión.
Imagina que llegas un día al trabajo y escuchas un rumor acerca de que en tu empresa habrá un recorte de personal. ¿Te ha pasado alguna vez?. Nadie sabe si tu empleo está en riesgo, pero podría estarlo. En el sistema operativo de la dualidad entran en juego los siguientes supuestos:
- Podría perder lo que necesito para sostenerme.
- Alguien tiene el control de mi destino.
- Enfrento algo impredecible y desconocido.
- No merezco un revés como éste.
- Podría resultar lastimado si la situación no me favorece.
Estos pensamientos son comunes cuando nos encontramos en un momento de crisis. Algunas personas toleran el peligro mejor que otras, y tú has enfrentado muchas situaciones similares con mayor o menor éxito. Pero estas preocupaciones sólo son parte de un sistema operativo. Están programadas en el software del ego y su fijación absoluta es mantener todo bajo control. Lo que está en juego aquí no es la pérdida del empleo sino la pérdida del control. La amenaza externa revela cuán frágil es la realidad del ego.
Planteemos ahora la misma situación en el sistema operativo programado desde la totalidad o realidad única. Llegas al trabajo y escuchas que en la empresa habrá recorte de personal. Entonces entran en juego los siguientes supuestos:
- Mi ser más profundo ha creado esta situación.
- Pase lo que pase, hay una razón.
- Estoy sorprendido, pero este cambio no afecta lo que soy.
- Mi vida se desenvuelve de acuerdo con lo que es mejor para mí y para mi desarrollo.
- No puedo perder lo que es real. Los factores externos se asentarán a su tiempo.
- Pase lo que pase, no puedo sufrir ningún daño.
Analicemos otro ejemplo. Vas en tu auto de regreso a casa y te detienes en un semáforo; pero el vehículo de atrás no para y golpea el tuyo. Saltas a confrontar al otro conductor, pero éste no se disculpa. De manera hosca te proporciona la información de su aseguradora. En un sistema operativo entran en juego las siguientes premisas:
- A esta persona no le importa qué es mejor para mí.
- Si está mintiendo, tendré que hacerme cargo de todos los gastos.
- Yo soy la parte afectada y él debe reconocerlo.
- Tal vez tenga que forzarlo a cooperar.
Cuando estas ideas entren en juego, considera la posibilidad de que el accidente de tránsito no las haya causado. Ellas estaban grabadas en tu mente, esperando el momento de ser requeridas. No estás viendo la situación como es en realidad sino a través de tu percepción programada. En un sistema operativo diferente, las siguientes premisas son igualmente válidas:
- Este accidente no un fue un accidente; es un reflejo de mí.
- Esta persona es un mensajero.
- Cuando descubra por qué sucedió esto, revelaré algún aspecto de mí.
- Necesito prestar más atención a cierto tipo de energía oculta o atascada. Cuando me haya hecho cargo de ella, me alegraré de que este accidente haya ocurrido.
La primera perspectiva fue grabada en tu mente por las circunstancias de tu infancia; tuviste que ser entrenado para considerar a los demás como extraños y asumir que los accidentes son sucesos aleatorios. En vez de partir de una conciencia tan limitada, puedes abrirte a posibilidades más amplias. La segunda perspectiva es más generosa contigo y con el otro conducto. No son antagonistas sino actores en igualdad de condiciones en un escenario que intenta comunicarles algo. La perspectiva más amplia no implica culpa o violencia. Responsabiliza por igual a cada involucrado y les brinda idénticas oportunidades de crecimiento. Un accidente automovilístico no es bueno ni malo; es una oportunidad para reivindicar quién eres: un creador. Si el resultado final es un acercamiento a tu ser verdadero, habrás crecido y hasta tu deseo de ganar se verá satisfecho por la experiencia de la realidad única.
De tomar conciencia se trata.

No hay comentarios: