EL INFORME KISSINGER


Se trata del "Memorandum del Estudio de Seguridad Nacional número 200", o NSSM 200 (National Security Study Memorandum 200) más conocido como "El Informe Kissinger" porque fue solicitado por Henry Kissinger, y aprobado el 10 de diciembre de 1974. El documento fue clasificado como Confidencial y hecho público años más tarde.
En la solicitud del informe, el 24 de abril de 1974, Henry Kissinger exponía la verdadera razón del mismo: la preocupación de EEUU por que la emergencia de naciones productoras competidoras pudiera restar preponderancia a las exportaciones de los EEUU. Además, el rápido crecimiento de la población de dichas naciones amenazaba con dotarlas de un peso específico en la escena internacional que disminuyera el peso relativo de EEUU: a esta alteración del statu quo, perjudicial para los intereses de EEUU denomina "desequilibrio poblacional", y teme que los países extranjeros, viéndose en el futuro crecidos puedan bruscamente modificar ese statu quo mediante políticas "perturbadoras" (la palabra es "disruptive" en el original, que tiene un cierto sentido de ruptura de lo establecido, insubordinación, innovación, o cambio brusco de las reglas del juego):
"Desde el punto de vista de cada proyección, el estudio debe determinar:
- La velocidad de desarrollo, particularmente en países más pobres.
- La demanda de productos exportados por EEUU, especialmente de alimentación, y los problemas de comercio para EEUU que pueden surgir de competición de fuentes alternativas.
- La probabilidad de que el crecimiento o desequilibrio poblacional producirá políticas extranjeras perturbadoras e inestabilidad internacional."
Este planteamiento se puede resumir en una palabra: miedo.
Miedo al desarrollo ajeno. Este planteamiento encierra algo de positivo: significa que Henry Kissinger confiaba en la capacidad de los países pobres para salir un día de su pobreza, desarrollarse y llegar a competir con EEUU. Porque valoraba el activo más importante de un país: su gente. Él sabía que un país con una gran población acabaría siendo un país importante cuando saliera de la pobreza al desarrollarse.
Por eso, sin esperar a recibir el análisis que solicitaba como primera parte del Informe, prejuzgaba cuál debía ser el resultado de este análisis: una visión negativa del aumento de la población mundial, y solicitaba una segunda parte del informe que debía centrarse en proponer estrategias para reducir la población de los países en vías de desarrollo.
El informe debía estar listo el 29 de mayo, apenas un mes después, según las instrucciones de Henry Kissinger. Sin embargo, no se adoptó como política oficial de los EEUU hasta el 10 de diciembre de ese mismo año. Durante los más de seis meses que separan esas dos fechas, debió de haber varias versiones del documento, porque el Informe, sin variar un ápice la receta propuesta (reducir la población de los países pobres), aparentemente adoptó unas motivaciones sustancialmente distintas, que son las expuestas en su primera mitad:
- Ya no se consideraba que habría exceso de países competidores exportando recursos (particularmente agrículas) y haciéndole la competencia a los EEUU (que era el planteamiento original), sino que habría escasez global de recursos.
- Ya ni se hablaba de la posibilidad de que dichos países emergentes pudieran fijar unas nuevas reglas del juego al volverse poderosos, sino que se temía que las "inestabilidades" consistieran en guerras debidas a la lucha por los recursos.
- Tampoco se hablaba de la velocidad de desarrollo de los países pobres, sino que se les retrataba como embarrancados en un estado de estancamiento de difícil salida.
Es fácil ver que la tesis del informe es abiertamente contraria a la tesis de quien solicitó el Informe. En la solicitud del informe había implícita una gran confianza en la capacidad del enemigo para desarrollarse. En el informe, sin embargo, se niega que el enemigo tenga ninguna capacidad, y se argumenta con cálculos Malthusianos que si no reduce su población no tendrá ninguna oportunidad de desarrollarse. Parece que los autores del Informe, una vez asumida la estrategia y comprendido el riesgo tras quizás una primera versión del Informe que no nos ha llegado, hubieran escrito una versión B del informe con un enfoque totalmente contrario, apta para ser desclasificada años más tarde y terminar de ejercer su efecto desesperanzador sobre los países en vías de desarrollo.
El mecanismo de desclasificación de documentos era conocido por Henry Kissinger cuando se escribió y se clasificó como Confidencial, y por tanto sabía que acabaría siendo público en unos pocos años. Pero por la enorme inercia de los temas poblacionales, esos pocos años no eran suficientes para la implementación de las medidas propuestas y menos aún para la consecución de los resultados deseados, ya que para eso harían falta al menos 50 años. Si sólo 10 o 15 años después de acordar estas políticas se hacía público para todo el mundo que en realidad el estudio preveía un importante peso específico de los países con mayor población y que el objetivo verdadero de reducir la población era atenuar ese futuro peso específico, toda la construcción propagandística se vendría abajo y se generaría un enorme rechazo a EEUU.
Así que había que hacer "oficial" una versión del Informe que, al ser desclasificada años después, contuviera parte del contenido del verdadero informe para darle suficiente credibilidad cuando fuera conocida públicamente, pero sin contradecir los argumentos desesperanzadores que se iban a utilizar para convencer a los países pobres de la necesidad de reducir su población. La jugada maestra fue precisamente eliminar del informe los cálculos que resultaran esperanzadores para los países pobres, sustituyéndolos precisamente por tales argumentos desesperanzadores. Había que ceder algunos barcos para ganar la batalla, de manera que era necesario desvelar algunos aspectos maquiavélicos de las políticas propuestas para así suscitar suficiente interés como para motivar su lectura por los países en vías de desarrollo. De esta forma, en el momento en que el Informe se desclasificara tendría la máxima difusión entre los países pobres, y terminaría de torcer las voluntades de los países más reticentes a aceptar políticas de reducción de su población, al concluir éstos que, a pesar de las intenciones manipuladoras de los EEUU, en el fondo estas políticas iban en beneficio de los países pobres y realmente buscaban evitar la escasez de recursos debida a la "superpoblación" y su verdadero desarrollo.
Uno de los aspectos maquavélicos de las políticas propuestas es el que se describe en estos párrafos:
"Es vital que el esfuerzo para desarrollar y fortalecer el compromiso de parte de los líderes de los LDC no sea visto por ellos como una política de un país industrializado para mantener sus fuerzas bajas o para reservar recursos para utilización de los países “ricos”. El desarrollo de tal percepción puede crear una contra-reacción adversa a la causa de la estabilidad poblacional. Por lo tanto, los EEUU y otros países “ricos” deben tener cuidado de abogar por políticas para los LDCs que sean aceptables dentro de sus propias fronteras. (Esto puede requerir debate público y afirmación de nuestras intenciones políticas). El liderazgo “político” en los países en desarrollo debe, por supuesto, ser tomado cuando sea posible por sus propios líderes.
Los EEUU pueden ayudar a minimizar las acusaciones de que hay una motivación imperialista detrás del apoyo a las actividades poblacionales afirmando repetidamente que tal apoyo deriva de una preocupación con respecto a:
1. El derecho de la pareja individual de determinar libremente y responsablemente el número y espaciamiento de sus hijos y a tener información, educación, y los medios para lograrlo.
2. El desarrollo fundamental social y económico de los países pobres para los cuales el rápido crecimiento poblacional es a la vez una causa y una consecuencia de la pobreza ampliamente diseminada.
Más aún, los EEUU deben actuar para enviar el mensaje de que el control del crecimiento poblacional mundial está en el mejor interés de países desarrollados y en desarrollo por igual."

El Informe propone que se estudien y mejoren todos los medios para evitar o dificultar que se engendren nuevas vidas (anticonceptivos, esterilización, imposición cultural de un modelo de familia con dos hijos, adoctrinamiento desde los primeros años de escuela, creación de las condiciones que empujen a la mujer al mundo laboral y a contraer matrimonio más tarde...), y también que se acepte la "solución" de eliminar una vida ya engendrada: el aborto. En palabras del propio Informe:
"Ningún país ha reducido su población sin el recurso al aborto" ("No country has reduced its population growth without resorting to abortion").
Por esto el Informe Kissinger se considera la piedra fundacional de la política estratégica estadounidense de promocionar el aborto en todo el mundo. Esta política ha permanecido vigente años y ha sido adoptada por la ONU y otras organizaciones internacionales y organizaciones relacionadas con la ONU: ACNUR, la OMS, UNICEF, el Bando Mundial... La pervivencia de estas políticas en las organizaciones internacionales ha permitido que se mantengan a pesar de que el presidente Bush prohibió financiar con dinero público a organizaciones abortistas que operaran en el extranjero.
Ahora, con la llegada a la presidencia de los EEUU de Barak Obama, el panorama se ha vuelto más oscuro: Barak Obama ha levantado las restricciones que impuso Bush y recientemente Hillary Clinton ha expresado el deseo de la nueva Presidencia del país de impulsar el aborto en todo el mundo utilizando su capacidad de liderazgo global. Tras el paréntesis de Bush, el Informe Kissinger vuelve a marcar esta línea estratégica de la política estadounidense 35 años después.

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