
No podía creer lo que decía el noticiero en la hora de mayor rating de la TV como primera noticia del día.
Lo mataron como a un animal.
Decían que se había fugado cuando era trasladado en un camión, el Jefe de la Seccional Policial que actuó en el caso relato el hecho con el mismo lenguaje con el que escriben los partes, las denuncias, los informes: "Emprendió la fuga por distintas calles y avenidas siendo perseguido por tres unidades de radiopatrulla, en dicho recorrido el prófugo embistió un vehículo policial hiriendo a uno de sus ocupantes, uno de ellos debió ser trasladado de urgencia, también se llevo por delante a un motociclista y un peatón que quedo se le cruzó por el camino".
Luego de atravesar tres barrios fue a parar al patio de un colegio armenio casi a la hora de la salida de clases; niños, profesores y padres fueron testigos del triste final.
El solo quería volver a su lugar de origen, solo quería volver a ser libre; sin embargo por orden de un juez del que no se ha dado su nombre al resistirse a ser nuevamente aprendido liquidaron el asunto con un balazo en la cabeza.
Lo más sensato lo dijeron cuando no los niños que seguro recordarán por mucho tiempo ese triste momento: "Primero le pegaron un balazo, después del cuello lo ataron contra un árbol y cuando se estaba desangrando recién ahí vinieron a darle una inyección, son unos asesinos"...
Era tan solo un novillo que se escapó de un camión cuando lo llevaban al puerto como parte de una exportación. Indignados sus pares antes de zarpar cagaron y mearon tanto que dejaron durante toda la noche "perfumada de campo" a la ciudad.
Esto pasó en un paìs que se autodenomina "ganadero" en donde por habitante hay diez cabezas de ganado, pero donde nadie supo que hacer para encontrar una solución mejor.
No quiero ni pensar en la mesa de quien habrá terminado ese pobre novillo.
Porque el juez, el comisario y quien lo ejecutó, seguro que veganos no son.
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