EL CODIGO Y LOS MATEMATICOS


¿Era posible que un código oculto en la Biblia hubiera registrado una serie de hechos miles de años antes a que éstos ocurrieran, hubiera consignado nuestra historia anticipandose a ella y fuera capaz de revelarnos un futuro que nosotros aún no habíamos vívido?.
Abrumado por estas preguntas, me dirigí al matemático más célebre de Israel, el doctor Robert J. Aumann. Se trata de uno de los expertos mundiales en teoría de juegos, miembro de las academias de ciencias estadounidense e israelí.
«El código de la Biblia -dijo tajante Aumann-es un hecho. El planteamiento científico es impecable y los resultados de Rips son altamente significativos, de un modo inusual en el mundo de la ciencia. He leído sus trabajos con atención; los resultados son claros y están perfectamente desarrollados. Es más de cuanto se puede pedir en términos estadísticos. El rendimiento más exigente no suele pasar de una probabilidad en un millar. Los resultados de Rips son significativos como mínimo a un nivel de una en cien mil. No es nada frecuente ver resultados así en la experimentación científica.
«Es de vital importancia continuó Aumann-dispensarle a éste el mismo tratamiento que a cualquier otro experimento científico, ser muy fríos, muy metódicos, hacer las pruebas pertinentes y verificar los resultados. Por lo que a mí respecta, el código de la Biblia no ofrece dudas. Le hablo como contable. He revisado los libros y no hay cuenta que no cuadre. Son de una limpidez inmaculada.»
Al principio, Aumann había albergado serias dudas. Le resultaba dificil aceptar que un código oculto en la Biblia pudiera revelar el futuro.
«Es algo que se contradecía con mi formación matemática e incluso con los planteamientos religiosos a los que me había amoldado. Se aleja tanto del conocimiento científico... No ha habido nada igual en siglos y siglos de ciencia moderna.»
Aumann habló con destacados matemáticos de Israel, de Estados Unidos, de Europa, del mundo entero. Ninguno pudo señalar el más mínimo fallo en el procedimiento de Rips. Aumann siguió durante años los trabajos de Rips y dedicó varios meses a revisarlos en detalle. Finalmente, el 19 de marzo de 1996, el más famoso de los matemáticos israelíes comunicó a la Academia de Ciencias de Israel sus conclusiones: «El código de la Biblia es un hecho demostrado.»
Pero el código esconde grandes misterios aún no desentrañados. Rips, que es quien más sabe del tema, lo compara con un gigantesco puzzle de millares de piezas de las que nosotros conocemos apenas unos cientos.
«Si el código cobrara amplia difusión -previene Rips-y la gente intentase emplearlo para predecir el futuro, deberían saber que es muy complejo. Allí pueden estar contempladas todas las probabilidades y aquello que hagamos Podría determinar los acontecimientos. Quizá fue hecho así a fin de preservar el libre albedrío. Lo peor que podría ocurrir es que alguna gente interpretara lo que está codificado en la Biblia como mandamientos, como órdenes a cumplir. Porque no es eso, es sólo información, no pueden ser sino probabilidades.»
Sin embargo, si el código de la Biblia contempla todas las probabilidades, la gran pregunta, lejos de desaparecer, asume otra magnitud: ¿cómo puede un código contener cada instante de la historia humana? En términos históricos, el asesinato de Rabin, el escándalo del Watergate, incluso la llegada del hombre a la Luna no son más que momentos puntuales. ¿Cómo pueden estar codificados todos y cada uno de esos momentos en un solo libro?
Le pregunté a Rips si había algún limite a la información del código. ¿Qué proporción de nuestra historia podía contener la Biblia?
«La entera totalidad -contestó el matemático. Volvió a citar la frase que me había leído en ocasión de nuestro primer encuentro, las palabras de aquel sabio dieciochesco, el Genio de Vilna-: Es regla que todo lo que fue, es y será hasta el fin de los tiempos está incluido en la Torá.»
Pero ¿cómo podía ser esto cierto si el texto original del Antiguo Testamento constaba exactamente de 304805 letras?
«En teoría, la información que pudo ser codificada no tiene límite -dijo Rips y, cogiendo mi cuaderno de notas, empezó a desarrollar una ecuación-. Teniendo un conjunto finito podemos buscar el conjunto exponencial y, a continuación, el conjunto de todos los subconjuntos. Además, cada elemento de cada conjunto puede estar activo o inactivo.»
(Fragmento de El Código Secreto de la Biblia)

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