ASTROLOGIA


Cada hombre es un cielo a interpretar.
La gente seria no cree en absoluto en el saber astrológico, pero no deja de leer la dudosa e irreemplazable columna del diario donde se anuncia el destino de los arianos, geminianos o leoninos. Nos agrada pertenecer a algún grupo aunque más no sea sideral. Estimula saberse involucrado en los altibajos afectivos, los aciertos económicos y las posibles mejoras de la salud propias del signo, que todos sospechamos como mejor indiscutido del zodiaco.
Tres cosas hay en la vida que nos mueven a simpatizar con oráculos, pitonisas, charlatanes y a veces con estudiosos no sensacionalistas: salud, dinero y amor. Por las dudas.
Un rey poderoso y despótico quiso darle una lección a su astrólogo.
Pensó en preguntarle, rodeado de sus ministros, la fecha en que iba a morir. Luego lo mandaría a matar.
''Dime amigo de los astros, ¿qué día vas a morir? Debes haberlo consultado...!
-''Sí mi señor. Pero no me animo a decirlo''.
-''Arriesga, te estoy preguntando. Nunca te vi dudar''.
-''El horóscopo vaticina con certeza, que voy a morir un día antes que su Majestad''.
Se comenta que todavía lo siguen cuidando al ingenioso astrólogo. Por las reales dudas.
Cuando le preguntaron a Newton por que creía en la astrología, respondió: ''porque la estudio''.
Se encuestó a más de 100 Premios Nobel contemporáneos acerca de la opinión que les merecía la Astrología como ciencia. Todos sin excepción respondieron que no tenía ninguna validez rigurosa y que se trataba de un saber sin fundamento. Se les preguntó luego que indicasen algún texto de Astrología que hubiesen leído, o que conozcan. Todos sin excepción, contestaron que nunca habían leído nada en especial y que desconocían autores.
Pero existen cátedras universitarias sobre este tema asombroso, tesis doctorales y una bibliografía y estadística descomunal. Jung, el afamado psicoanalista del inconsciente colectivo, no realizaba ningún tratamiento sin estudiar profundamente la carta natal del paciente.
Liz Greene, Stephen Arroyo, Dane Rudhyar, Howard Sasportas, entre otros muchos estudiosos actuales que no figuran en las conocidas columnas diarias de los signos, afirman con respetable solvencia: hay un orden oculto. Es cíclico y polarizado. La Astrología abre un libro de imágenes universales. Y cada hombre es en potencia, un universo, un cuento a interpretar.

De Enrique Mariscal.

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