LA VIDA DESPUES DE ESTA VIDA


El ser humano es como un actor de una obra teatral. Cada actuación le lleva a asumir un diferente personaje que enriquece su capacidad histriónica. Pero terminada la obra, el actor deja de lado el personaje, se quita el vestuario, el maquillaje, deja atrás la escenografía y sale a la calle como individuo que es. En el gran teatro del mundo, nos encontramos permanentemente variando personajes, que nos permitan con el tiempo llegar a estelarizar las obras.
Nunca hemos sido mejores de lo que ahora somos y también, somos el resultado, de nuestras experiencias pasadas. La reencarnación, es entonces la explicación del porqué de la oportunidad o situación que nos toca vivir. Pero obviamente algún mérito habremos conseguido como para estar ahora conscientes de la responsabilidad de saber y de actuar, preparándonos cada día más para cuando seamos requeridos a plenitud.
Los egipcios enseñaban la reencarnación ya 3,000 años antes de nuestra era, con estas palabras: "Antes de nacer, el niño ha vivido ya y la muerte no termina en la nada. La vida es un devenir, que transcurre semejante a un día de sol, que recomenzará".
Asimismo, Platón enseñaba la doctrina del renacimiento. Decía: "Para que en esas vidas, las almas de los muertos desgasten sus malas acciones pasadas". Afirmaba que: “Las almas reencarnadas lo hacen en cuerpos que se asemejan a los que tuvieron en vidas anteriores, e igualmente en instinto y tendencias adquiridas por anteriores experiencias". Y en Fedón podemos leer: "El alma es más vieja que el cuerpo. Las almas renacen sin cesar del Hado, para volver a la vida actual".
Orígenes, discípulo de San Clemente, el más instruido de los padres cristianos, aceptaba la doctrina de la reencarnación (vidas sucesivas), que era del conocimiento y creencia común de los primeros tres siglos del cristianismo, y por ello fue anatematizado en aquel famoso Segundo Concilio de Constantinopla. Decía: “Cada alma recibe un cuerpo de acuerdo con sus merecimientos y sus previas acciones".
Krishna, hacia el año 3,000 antes de nuestra era (según la cronología de los brahmanes) dijo:..."Yo y vosotros hemos tenido muchos nacimientos. Los míos no son conocidos sino por mi, pero vosotros no conocéis siquiera los vuestros". Y en diálogo con su discípulo Arjuna, dice: "Así como el alma residente en el cuerpo material pasa por las etapas de la infancia, juventud, madurez y vejez; así a su debido tiempo pasa a otro cuerpo y en otras encarnaciones volverá a vivir y desempeñar una nueva misión en la Tierra".
Los cabalistas, así como los exegetas judíos, se ocuparon intensamente de la reencarnación; basta leer "Trasmigración del Alma", del rabí: Isaac Luria.
Los hebreos tenían pues la convicción de la reencarnación, tal como se puede ver con la comisión enviada por el clero judaico del Sanedrín a Juan el Bautista, al preguntarle si él era el Mesías o era Elías ( Juan 1,19-22). Posteriormente será el mismo Jesucristo quien confirma diciendo: "Y si queréis oírlo, el es Elías que había de venir"...( Mateo 11,14-15).
En el evangelio de San Juan (Cap.9, 1- 3) dice: "Pasando vio un hombre ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron: Maestro quién pecó, éste o sus padres para que naciera ciego? Respondió Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios”. Cómo podían preguntarle a Jesús si ese hombre que era ciego de nacimiento, lo era porque él había pecado o sus padres? En qué quedamos? Si no existen vidas anteriores cuando había pecado? Pero no siempre las situaciones de la vida son consecuencias de desacierto o pendientes de nuestras vidas anteriores. Ciertas situaciones muy duras pueden ser parte del proceso de aprendizaje y no necesariamente un castigo.
Existe la Ley de Causa y Efecto expresada en la Biblia como la Ley del Talión, que es “ojo por ojo, y diente por diente”. Por tanto en el Evangelio de Lucas, se nos dice: “Que el ángel se le apareció a Zacarías, el esposo de Isabel, la prima de María y sacerdote del templo. Y le dijo que le iba a nacer un hijo, que vendría con el espíritu de Elías”. No con la personalidad ni con el carácter, porque eso muere con la persona, sino con su espíritu. Así que si Juan el Bautista era la reencarnación de Elías, y Elías tenía una deuda de sangre por haber matado a otros seres humanos cortándoles la cabeza. Cómo murió Juan Bautista?
Según los trabajos de investigación del Dr. J. B. Rhine en el laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Duke (North Carolina, E.U.), ya se han colocado en el plano científico, en forma probada, a los fenómenos de materializaciones de cuerpos fluídicos (psicosoma), probando así la existencia del alma después de la muerte física.
En el siglo XX un grupo de científicos soviéticos compuestos por biólogos, biofísicos, bioquímicos se reunieron cerca del centro espacial soviético de Kazakastan, para estudiar un espectacular descubrimiento: La cámara Kírlian, del físico ruso Semyur Kírlian y su esposa Valentina. Consiste esta en una cámara de alta frecuencia que, traspasando la densidad del cuerpo físico, cual Rayos X, y muestra el duplo inmaterial de una persona. Y llega hasta mostrar la energía de brazo cortado o pierna en personas a quienes les habían sido amputados. Con equipos ópticos combinados con la cámara de los Kirlian, los científicos en referencia llegaron a obtener la visión y fotografía (efluvio grafía) del psícosoma y del aura que emana de personas, animales y vegetales; visión ésta que hasta ahora estaba reservada a algunos con capacidad clarividente.

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